Un clima nunca antes visto para un partido de la Selección Colombia en Barranquilla se vive en la Arenosa.

Desde la eliminatoria al Mundial de Italia 1990, cuando el Metropolitano recibió a los dirigidos en ese entonces por Francisco Maturana, Barranquilla era una fiesta en cada fecha en que la tricolor jugaba en su casa. Así como lo describe la canción del grupo ‘Raíces’.

Para Catar 2022 ha sido un camino accidentado a raíz de la pandemia de Covid-19, primero, y luego por el paro nacional que llega este martes a su día 42. 

El inicio de las eliminatorias se aplazó en varias ocasiones en el primer semestre de 2020 y comenzó finalmente en octubre, en una baja de la pandemia a nivel continental. En este 2021, el tercer pico alto por contagios de coronavirus, aplazó el reinicio de las eliminatorias. Se plantearon alternativas para modificar el calendario hasta que finalmente se organizó la reanudación de los partidos en este mes de junio. 

En Colombia, a los problemas generados por la pandemia en el país se sumó el Paro Nacional que inició el pasado 28 de abril. Hoy el ambiente en la ciudad es diferente.

El primero de los dos encuentros de Colombia se jugó ante Perú, en Lima, con resultado 3-0 a favor de la selección nacional. La expectativa se centra ahora en el partido de este martes ante Argentina.

Al igual que en los juegos de Copa Libertadores en mayo (Junior-River Plate y América de Cali-Atlético Mineiro), en los previos al partido de Colombia ante los gauchos, el ambiente se enrarece por redes sociales.

Tras retirar el Gobierno Nacional la inoportuna Reforma Tributaria que presentó al Congreso en abril cuando aumentaban los contagios por Covid-19 y el Dane revelaba un crecimiento de la pobreza en Colombia en 2020, debido a la pandemia, detonó en el país la “dinamita social” que se almacenaba desde hace varios años.

El Presidente Iván Duque retiró la Reforma Social el 2 de mayo, pero las protestas en las calles del país se mantienen. Los promotores del paro nacional esgrimen otras razones para mantener las movilizaciones y hasta al fútbol llegaron las protestas.

La Liga fue suspendida en medio de los cuartos de final, se sobrevinieron las manifestaciones contra los juegos de Copa Libertadores que estaba en la fase de grupos y al partido de Colombia-Argentina, se invitan por redes sociales a plantones en rechazo a la celebración del evento deportivo.

“Sin paz no hay fútbol” fue la consigna que usaron los manifestantes que convocaron a las protestas de los días 12 y 13 de mayo frente al Romelio Martínez, escenario de los dos juegos de Libertadores.

Las imágenes que se mostraron al mundo dejaron muy mal ante a Barranquilla y al país: los dos juegos fueron suspendidos en varias ocasiones por los efectos sobre los jugadores de los gases lacrimógenos que lanzaba la Fuerza Pública tratando de contener a una turba de manifestantes que pretendía ingresar al Romelio, tal como se planteaba en las amenazas que hicieron.

Al final, los partidos se desarrollaron, pero quedó ante el mundo la imagen del desarrollo de un evento deportivo en medio de un país convulsionado.

Para el juego de Colombia-Argentina, nuevamente las convocatorias se mueven por redes sociales. 

El alcalde de Barranquilla, Jaime Pumarejo, dijo el viernes en medio del ambiente previo al partido que las “protestas y fútbol pueden coexistir”. El mandatario admite que el rechazo social puede persistir, pero que en el proceso de reapertura económica en medio de la pandemia y las pautas establecidas en la resolución 777, el partido de eliminatoria en Barranquilla podría celebrarse.

La misma consigna de “sin paz no hay fútbol” volvió a aparecer en los flyers que invitan a un plantón en protesta por la reanudación de las eliminatorias en Barranquilla.

En respuesta a ese mensaje, el comandante de la Policía Metropolitana, general Diego Hernán Rosero dijo: "El fútbol construye paz".

Las medidas de seguridad se han extremado. Hay más pie de fuerza que en los partidos de eliminatorias en tres décadas anteriores, los cierres viales son más extendidos, y se harán desde más temprano. Se trata de “aislar” cualquier protesta de la zona de influencia del Metropolitano.

A la convocatoria del plantón ‘anti fútbol’, le han salido dos contras: una pacífica y otra no tanto. La primera a la que se le llama ‘Plantón tarjeta roja contra la indiferencia’ será frente al hotel Dann Carlton, sitio de concentración de la selección Colombia. Es una convocatoria a quienes respaldan el evento deportivo. Piden llevar la camiseta de Colombia.

La segunda iniciativa, es una respuesta violenta.

En un video divulgado por redes sociales aparecen tres hombres. Dos visten la camiseta de Junior y otro de la selección Colombia. Con palos y piedras advierten a los organizadores que están dispuestos a enfrentarse a quienes promueven el rechazo a la selección Colombia.

Sea cual sea el desenlace de esta jornada, ojalá se tenga un final feliz deportivo y una respuesta social que no haga peligrar a Barranquilla como ‘Casa de la selección’. 

“Se puede protestar en paz y se puede recuperar los empleos”, dijo también el alcalde Pumarejo, al recordar que sectores como el taxismo, la hotelería, el comercio informal que se mueve alrededor del fútbol y los alrededores del estadio, merecen una oportunidad después de más de 15 meses de afugias como consecuencia de la pandemia.

Muchos de esos hogares que viven de la informalidad y que forman parte de ese grupo que en 2020 pasó de la pobreza monetaria a la pobreza extrema. 

Y 10 mil espectadores...

Como dato no menor, regresan los hinchas a un estadio de Sudamérica. 

Colombia será el primer país en desarrollar un encuentro futbolero con hinchas en un escenario deportivo, en medio de la pandemia y las cifras récords que deja el virus. 

Esas 10 mil personas que estarán en el estadio Metropolitano, también son protagonistas de esta jornada atípica que se va a vivir este martes. 

Miles de personas están a favor del partido y otras no. Medios internacionales se encuentran a la expectativa. 

Barranquilla abraza a la selección Colombia, como tantas veces y de este partido dependerá el futuro deportivo y social de la ciudad y del país.